....poesía actual

 

Ceci y Fer
Buenos Aires, B y F, 2003

Por Mercedes Escardo

La revista de Belleza y Felicidad es una plétora de referencias privadas obscena. Y en una primera lectura me desconcierto y me siento fuera de la complicidad intra-byf. Y la lectura provoca en mí una reacción visceral. Me enfurezco con los tachones que no hacen más que seguir dejándome al margen, me confundo, intento distinguir a Cecilia de Fernanda, y a Fernanda de Cecilia. Y me siento frustrada.
Se sabe: Belleza y Felicidad = Fernanda Laguna y Cecilia Pavón. Aún así los textos no tienen firma, o tienen firmas apócrifas, y sólo sabemos quién habla – o creemos saberlo – cuando la una menciona a la otra. En ese desapego se trasluce quizás una cierta impersonalidad que choca, en un primer momento, con el contenido tan confidencial de algunos poemas y relatos. ¿Qué piensa Cecilia? ¿Qué dice Fernanda? Tampoco lo sabemos. Y no creo que importe.
Por un lado, la revista hace pública parte de la vida de Ceci y Fer, y nos involucra. Por otro lado, es inevitable sentir la no pertenencia a ese microcosmos que sigue siendo un misterio. Es como si se abriera un espacio-vidriera al que estamos invitados sólo a observar como espectadores, no cómplices. Y me pregunto ¿por qué hacer público algo que sigue siendo privado?
Algunos textos son lúdicos y generan una cierta identificación con un yo adolescente casi olvidado. También son provocadores y a veces intransigentes, como cuando en “De Almagro al mundo” se establece una tajante línea divisora entre “nosotras” y “ustedes”, los otros. Es por eso que como texto poético la sensación es que intenta romper el instituido, y abrir un espacio desde la tangente.
En un primer momento, me resulta tentador definir a la publicación a partir de una cita que aparece en la revista misma “... es una mezcla de bodrio e intimidad y vida. Pura vida con un poco de arte.” Y me seduce hacer la salvedad de que se trata de las vidas de Fernanda Laguna y Cecilia Pavón, y no de La Vida.
Pero en una segunda lectura, y luego de haber visitado el espacio de arte de Belleza y Felicidad, la revista toma una nueva dimensión. Espacial. Se dispara. Se catapulta y flota. Y revota de un lado a otro cual pinball.
Redescubro textos como “Tu casa”, y la lectura en voz alta les confiere un aire mágico. Me relajo y me dejo llevar. Ya no me siento alienada. Encuentro el espacio de quiebre y entro, no en la complicidad e intimidad byf (habría que ser Ceci o Fer para eso), sino en los textos como expresión artística universal.
Siento en la poesía la libertad, y a la vez la asfixiante necesidad de comunicar. Deseos, angustias, miedos, enojos y ser poeta. Ser poesía. Vivir poesía.
Está dicho. La revista provoca, rechaza, incluye, atrae y expulsa. Es decididamente contradictoria, ambivalente, para todos y para nadie. Y hace público lo que en definitiva ¿sigue siendo privado?