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Especiales Plebella

Dossier de poesía uruguaya - Abril 2007

Especiales Plebella

Dossier de poesía uruguaya - Abril 2007

 

13 POETAS EN 11 AÑOS (POESÍA RECIENTE EN URUGUAY: 1994-2005)

Selección, prólogo y notas: Luis Bravo

Poemas de Jorge Olivera, Melisa Machado, William Johnston, Teresa Amy, Pablo Galante, Mariela Nigro, Martín Barea Mattos, Roberto López Belloso, Leandro Costas Plá, Paula Einöder, Rafael Alberte, Virginia Lucas.

 

 

13 poetas en 11 años
poesía reciente en uruguay: 1994-2005

Selección, prólogo y notas: Luis Bravo (*)

 

1. Deslindes de contexto

Entre 1993-1994, fecha de los primeros libros de los poetas aquí seleccionados, son varias las señales de que el período de transgresión y renovación poética de la "movida contracultural" postdictadura - comenzado allá por 1986-87-, ya desinflaba su flama. No es que algo comenzara como cosa nueva, sino que algo se diluía entre las señales cada vez más evidentes de lo que sería la era del "vacío neoliberal": las ilusiones de "justicia y cambio" de aquellos jóvenes se licuaban ante la reafirmación de la "impunidad" a los crímenes del Estado dicatorial; la "ansiedad consumista" surgía, paradójicamente, en medio de una pauperización que en el 2000-02 trepó hasta el 40% de niños situados por "debajo de la línea de pobreza", cifra-punk del "no futuro" uruguayo.  En las artes las mismas incertidumbres y despistes operaban, pero lo que cesaba era la revulsiva frontalidad -peleona y dramática- de los ochentistas. Sus aperturas estéticas, en lenguaje, micropolítica, soportes nuevos e interdisciplinariedad, en la "perfomativización" del libro y de la oralidad, se prolongarían en los noventa, pero el clima de recepción ya estaba "en otra": el multiempleo y el desempleo, la emigración juvenil, situaron a la cultura del libro en un rango de prescindible necesidad. Y si la poesía va quedando a un margen del discurso cultural, la cultura misma pasaría al margen de la sociedad de "libre-mercado". En esa transición ante la simple pregunta de ¿dónde estamos? ¿desde qué locus se está escribiendo?, arreciaban aún las interrogantes paradójicas del período anterior: ¿era "la posmodernidad que fragmenta y/o minimaliza el macrorelato de la Historia y las utopías? o ¿era la era cibernética - hija tecnológica de la "era espacial"-  monitoreando en soledad a cada individuo, en un brillo virtual en el que la alteridad se borroneaba peligrosamente? ¿era la verdadera pluralidad, la "bio/diversidad" desplazando las fobias (xeno, etno, homo)? o ¿era lo "políticamente correcto" que amortigua el cambio de las mentalidades asimilándose en el nivel  mediático?;¿era el triunfo unilateral del Capital financiero multinacional arrasando derechos laborales y pauperizando  la sufrida conquista social en decenios de luchas desiguales? o ¿se estaba en la apertura de nuevos mercados y modalidades de producción, como decían los tecnócratas?; ¿estábamos en el tramo final de la ciega depredación industrial del medio ambiente planetario? o ¿en la new age de una conciencia espiritual  preapocalíptica?

Buena parte de estas índoles, que no son "temas" sino fáctica de esos y estos tiempos, atraviesan los discursos de estas obras, aunque de manera más bien implícita, salvo excepciones. Por lo que no puede decirse que estén de "espaldas" a las circunstancias sino que no actúan desde una mecánica "causa-efecto", y tampoco se acaudalan en planteos colectivos de índole organizada (política o estéticamente). Lo evidente es que cada poeta está ante la escritura como individuo, acaso en cierto diálogo con sus pares, con un saludable grado de conciencia formal, de la poesía como oficio. De hecho, en la diversidad de estilos que evidencia esta muestra hay algunos denominadores comunes: la presencia de un "ojo verbal" que registra vorazmente, arrojando o recomponiendo una escritura que es relectura del "estado de las cosas"; una marcada reflexividad de corte metapoético, con una especulación de lenguaje como destino propio; una heterogénea puesta discursiva en la que conviven el poema en prosa, la narratividad , la visualidad instantánea, el quiebre sintáctico, la presencia del "yo" biográfico, junto a la difracción entre enunciado y enunciante.
Entre los poetas nacidos entre los cincuentas y sesentas, el discurso apuesta más a cierto alcance psico-filosófico (la corporalidad, los laberintos de la identidad, la temporalidad); entre los nacidos en los setentas, el estilo es más ágil, paródico, antisolemne . En todos el resultado es el de una plasticidad de mixturada factura que dialoga con lo rioplatense contemporáneo (sendos epígrafe de Viel Temperley, Perlongher, Juarroz, Bellesi) y mucho con referentes de los setentas uruguayos (Milán, Appratto, Fressia, Arbeleche, Echavarren), a la vez que se intertextualizan otros lenguajes, con preeminencia de lo visual (cine, comic, artes plásticas) y lo musical (punk-rock, cumbia villera, electrónica).
Al respecto de la diversidad de formatos y soportes, cabe aclarar que la performance multimedial (micrografías, video, puesta oral-escénica, poesía ciber-digital), cada vez más cultivadas por los poetas actuales (desde los años 80) no integra esta muestra por motivos de formato, siendo este punto uno de los desfases (un "debe" podría decirse) que acontece hoy entre lo que es a cabalidad la producción poética  multimedial y lo que  la "crítica" y la mostración de estos fenómenos logra asimilar (1).
He aquí, entonces, una "muestra tradicional" de lo que algunos poetas (toda selección necesariamente subjetiva así lo dispone, y por ello me responsabilizo) (2),  han venido publicando en los últimos 11 años: 1994-2005. Es dicho período, en el que ingresan por primera vez al circuito de recepción sus obras, lo que priorizo y no el más resbaladizo criterio de corte etáreo, de allí que las fechas de nacimiento oscilen entre 1950 y 1978. Se trata de quienes ya no pertenecen en lo local a la detonante "generación de los 80"en sus dos fases (la de "la resistencia" y la de la "movida contracultural") (3), sino a una zona posterior que, más o menos cerca de los estilos de apertura de esa generación, según los casos, se inscribe en otros contextos locales y globales (4).


2. corpus y estilos

Jorge Olivera rastrea grandes espacios geográficos (desiertos, estepas) para desde allí refractar hacia una interioridad ("las llanuras del corazón";"los desiertos del cielo"). En sus símiles emerge el arrase civilizatorio  y la imbricación entre tecnología y metafísica ("los satélites artificiales son esquivas formas de representar el destino"). Alterna lo exteriorista y lo visionario  (las sirenas pasean "su sombra en los ocasos de la escollera"). El `poeta` parece ser el que recoge los fragmentos de lo `caído´, entre un tono de elegía y un afán de restitución en el linde apocalíptico.
Melisa Machado expone una ritualidad erótico- caníbal en la que la voz de fémina-hembra-lilith restalla ante un depredatorio orden patriarcal ("Profané su obra en honor a mí"; "demasiado apremiante mi deseo quedó exhibido ante las bestias.). Oracular, la tensión de género apunta a mutar la "condena" en orgullo de ser reapropiado, en belleza impúdica: "Sepultada ante siglos de arena/ cubrí los costurones con empastes de hierbas"; "Esculpí mi rostro para arrebatarme después"). Esta actitud prolonga en parte el impulso que artistas plásticas y poetas lanzaran - como piedra angular- desde el libro colectivo Viva la Pepa (Ediciones de Uno, 1989).
Lo amoroso lésbico -que iniciara Cristina Peri Rossi con Evohé,1971- se reaviva en los poemas de la más joven Virginia Lucas. El deseo, la sensualidad y el acto sexual se yuxtaponen con la pulsión del acto enunciativo. ("Diría: voz rozando el espacio del cuerpo"). De su reciente No es de acanto la flor en piedra puede inferirse: si el acanto es "ornato" arquitectónico, la "flor en piedra" es inscripción que postula un arrebato esculpido en letra ("inscripta o estatua" dice), a buen resguardo de convertirse en  moldura retórica, en adorno de mero edificio textual.
Dos poetas nacidas en los cincuentas, que publican recién en la segunda mitad de los noventa, son referenciales del período. El último libro de Teresa Amy hace de la crónica de viaje (países/ paisajes del oriente europeo) un instrumento de especulación de identidad y alteridad. Dice Roberto Appratto (prólogo a Cuaderno de las islas: "(...) si estos textos son ejercicios de visualización (tanto de los lugares como de las fases de la luna, como de espacios íntimos) es porque en ellos se mira con las palabras". La palabra-ojo-viajero se sabe intervenida por esa alteridad magnética y misteriosa que, a la postre, le permite verse a sí misma desde fuera: "verás los dos rostros oscuros que/ me persiguieron y la mancha de miedo/ salobre sobre la fotografía/ mi apariencia tristísima de visitante de un invierno"..
Mariella Nigro toma al cuerpo como epicentro. El cuerpo-casa, el cuerpo-cosa de sí, es soporte incanjeable en el que el tiempo inscribe: "entonces  agrieta la pared del cuerpo /y hacia abajo corre su tinta/ marcando las arrugas/ y tatúa la escritura". El cuerpo como herida y como matriz genésica es palimpsesto de inscripciones (escritura /tatuaje), volumen esculpido, tela/ tejido en el que se borran capas - texturas y emociones- del móvil retrato del ser viviente. Así asistimos, según Rafael Courtoisie (prólogo a Umbral del cuerpo) al "nervio donde lo corporal expresa la inteligencia de la materia".
En William Johnston aparece la factura de la poesía inglesa (precisión descriptiva, cuadros prerrafaelistas, galería de personajes, humor sutil), así como en "La estación de las bellas furias" el entorno de familia (padre, madre, hermanas) inmerso en lo fantástico, parece proceder del universo de Marosa di Giorgio, con el agregado particular de la mitología griega en proyección "gótica" (el imaginario del neogótico montevideano de inicios de los noventa, lo integran el ya fallecido Julio Inverso,   Nelson Díaz, Federico Rivero Scarani, entre otros) 
El poema en prosa de Eduardo Curbelo acomete la fragmentación visual y sintáctica como "fotomecánica del lenguaje", llevando a la superficie textual la índole "formal" de los procedimientos técnicos. El poeta es el montajista que edita el discurso evitando la paridad entre lo que se dice  y quien lo enuncia. En Penitentes  sus  secciones ("mano de obra"; "estadio centenario"; "pintura de caballete") refieren a materiales y objetos "constructivos", y si bien desarrolla las "temáticas" correspondientes (el trabajo del albañil, el popular espectáculo futbolístico, la hechura de un retrato de pintor) la obra es en su globalidad toda una metapoética.
La "ilusión de distanciamiento" entre quien escribe y lo escrito esta dada en Roberto López Belloso desde que sus títulos (éditos e inéditos premiados en concursos) son todos "Poemas encontrados en...." (una sala vacía - alusión al cine-; en una guía Michelin - el viaje- ; en el siglo pasado - la historia del siglo XX revisitada año a año).  En efecto, viajes, cine, hechos históricos, literatura y arte conforman una compleja red intercultural, de ágil intensidad perceptiva pero también conceptual.    
Entre los nacidos en los setentas la parodia alcanza a la propia imagen que el poeta tiene de sí y de la "poesía-poesía". Pablo Galante, heterogéneo en estilo y temática, puede calar en la mirada social ("caja de alfajor"), en el clip crudo e hiperrealista en una sala de emergencias, así como ironizar la historia en un "héroe-conquistador" de glorias sexuales y otros sometimientos.
Leandro Costas Plá desmonta frases y giros coloquiales que pone a funcionar como cuñas de resignificación dislocadas de la norma. Desde lo familiar y sus vínculos conflictivos, problematiza  el "decir" de lo "no-poético" - lo que él denomina "la tribu del palabro"-. Se nutre de partículas de lo "ya dicho" como caudal a saber y a negar al mismo tiempo: "callaría la verdad si no dijera qué/ que se dice sobre lo dicho". Su estilo elíptico y espacializado en la página, linda con la incomunicabilidad.
El despojamiento de un discurso que acaso nunca ha tenido lugar y que en su lugar ocupan imágenes sintéticas (instantáneas verbales de un ojo-escrito que registra texturas y  exhuma "cadáveres" exquisitos), es el sello de Martín Barea Mattos , quien también cultiva el poema-objetual y conceptual tras la pista del maestro catalán Joan Brossa.
Paula Einöder, con dos libros ha suscitado una recepción ampliamente aceptada, con una metapoética inteligente y con una vitalidad que en algunos textos (you don´t know what love is) recoge algo de las transgresivas voces de Lalo Barrubia y Ana Cheveski, de finales de los 80´.

Finalmente, Rafael Alberte (nacido en los setenta-y- algo, pero sin dar datos explícitos) cuya impronta es la de confrontar el "buen decir" y "lo solemne", desde una lúdica deconstructiva de las estéticas  heredadas.

Luis Bravo

 


(1) En lo visual y en lo performático escenificado, destacan Isabel de la Fuente, Martín Fernández (junto a Leandro Costas, es fundador de Artefato, la editorial independiente de mayor riesgo y apuesta por lo juvenil en la actualidad); en lo que respecta a libro-objeto, animaciones y video poesía quien más ha producido es Juan Italiano (con sus Ediciones del Cementerio); en la performance escénico musical que ingresa el registro "popular" destacan Ernesto Rizzo con su "tango villero", y Dani Umpi. Les precede, el poeta-performer Gabriel Richieri (gestor de  "Amarillo" en 1992-93, la "disco-alternativa" más relevante del final de la "movida contracultural").


(2) Entre los que integran este período: Gabriel Richieri, Fabio Guerra, Jorge L. Hernández, Mercedes Estramil (integran la muestra de mi autoría "Mañana: poesía", separata Brecha 27/12/1996); entre los que comienzan a publicar a fines de los 80 ´/ inicios de los 90´, además de otros que se nombran en el prólogo, están: Juan de Marsilio , Gabriel Peveroni, Thiago Rocca, Ramiro Guzmán. Entre lo que recién publican a inicios del XXI, hay muchos, entre ellos algunos de mayor edad o tardíos: Inés Trabal, Germán Machado, Elbio Chítaro, entre otros.


(3) "La generación poética de los 80´", Luis Bravo: 1ª versión en
"La culture uruguayenne entre deux espoirs (1980-2005)", Revista Les Langues néo-latines (Septembre 2005, 99 année-3 nº 334, París, France); 2ª versión  (La Lupa, Brecha Montevideo, 24.3.06; incluye una "muestra" de 60 poetas en su edición digital.


(4) El crítico Gerardo Ciancio ha denominado a este caudal de creadores como "Generación del margen": "El amplio jardín" (antología de poesía joven de Colombia y Uruguay) de F.Díaz Granados y G.Ciancio (Embajada de Colombia en Uruguay/ Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, Montevideo,2005.


(*) Luis Bravo (Montevideo, 1957) poeta y performer, ensayista, docente universitario. Ha dado conferencias y ha publicado artículos sobre poesía desde 1986 a la fecha en México, Estados Unidos, Bolivia, Colombia, Chile, Paraguay, así como panoramas críticos y muestras de poesía uruguaya, en prensa y revistas especializadas de Canadá, Francia, Argentina, Perú y Uruguay. Actualmente prepara "Historia crítica de la poesía uruguaya: 1950-2000".

 


 

 

 

Jorge Olivera

 

             1

 

la mano cae cual silencio espeso que vuelca la tarde,

igual que los misterios de Udolfo, los hombres rana verdes,
adosadas a las vertientes de los ojos
pueblan noche sin fronteras;
igual a leones, la sabana africana descuelga
negros labios del poniente.

brumas obstinadas diluyen silencios de la vida
palpitar goteante, mirar decadente.

La lluvia trae silencios, más intensos
de los que se pueden imaginar,

el toro, puebla las praderas de los tiempos de la primera derrota
habla de fantasmas en el centro de la máquina.

prematuro es hablar
de las cosas que pueblan la razón de todos los días,

cada momento,
nada es igual a nada,
todo puede ser igual a todo
lo que, es otra manera de decirse
equivocado
                   doliente de las llanuras del corazón;
los espacios vacíos de las grandes estepas desiertas del Asia Central,
allí los caballos sirven a los hombres en resignados silencios,
allí esperan encontrar oro buscadores legendarios del Yukón,
allí las vías del ferrocarril se encierran a tocar vacío.

            (un espejo roto es un pedazo de cristal deshecho,
                                                    violencia de un disparo,
                                alcanzando la magnitud de un hecho)

caballos que corren
comienzan a peregrinar,
hacia abajo
                doscientos años de sol a cuestas.

inútil seguir cooperando con la noche,
las cosechas esperarán un año más
los rastrojos mirarán correr el tiempo
            como veloces estrellas del firmamento crepuscular.

De "Labios del poniente"

 

 

                               Sirenas

 

                           3

las he visto desnudando la aurora
alejarse entre muchedumbres de delfines
raspar el agua como aviones de titanio
surcar el cielo como barcos entrevistos al filo del horizonte

las he visto pasear tu mirada en los árboles del trasiego
            dominar las olas como látigos de pluma
            allanar senderos de espuma tras estela de vapor carguero,

tu nombre no tiene el sentido de
ángeles parados a la siniestra de aquel
tu nombre no tiene el nombre de quien vino sobre el agua
tu nombre no sacude corazones de nubes en
los desiertos del cielo

                las he visto con sus cabelleras de fuego trenzado
                        sacudir los verdes del río como mar,
                                   iluminar la tarde en rayo verde,
                                               despedida fugaz,
            aturdir la noche con su canto insoportablemente real,
                        pasear su sombra en los ocasos de la escollera.

 
De "Mompracem"

 

 

                        pasado

 

vino a golpearme el pasado
con su cabeza de hidra,

y me llenó los atardeceres
de planetas y ángeles,

y me llevó tras las cortinas del tiempo.


De "Poemas del desierto de mojave"

 

Jorge Olivera (Treinta y Tres, 1964). Profesor de Literatura, narrador, ensayista. En poesía publicó: Poemas del desierto de Mojave (1994; 1º Premio Gerardo Diego, Soria, España, 2003); Labios del poniente (2000; 1º Premio Intendencia Municipal de Montevideo, categoría inéditos, 1999); Mompracem (2002).

 

 

 

Melisa Machado

 

XII.

 

Llevo la piel atada en jirones:
las raíces atascadas, colgadas como una estola.

Uso el rostro marcado, tengo suelto cada diente:
bailan en mi boca como un puñado de piedras.

Llevo la boca saturada por un vino exquisito,
brebaje rojo:
áspero rezumadero de mis tajos.
Labios abiertos más allá del grito.

Y aún no es bastante.

Dios levantó la piel de mis huesos, dejó los pómulos ventilados,
las venas expuestas,
Perseguidas por la sombra de una extrema delgadez.

El hierro quemó como plancha
y tuve olor a brasa
y a carne asada al mediodía.

Fue la quema de todas mis edades.

Sepultada ante siglos de arena
cubrí los costurones con empastes de hierbas.
Acaricié hasta el hartazgo los duros bordes de las heridas.
Profané su obra en honor a mí.
Esculpí mi rostro para arrebatarme después
ante el reflejo de otros ojos.

La piel se secó, se estiró, se volvió blanca.

Demasiado apremiante mi deseo quedó exhibido ante las bestias.

Recibí grito látigo fiera

Fui desmesurada:
hechicera inmóvil,
atroz maleficio de mis juegos.

Acabé metida en una hoguera
vuelta al revés
devorando uno a uno los pequeños huesos de una rana.

De "El lodo de la estirpe"

 

 

V.

 

Él era imperialmente macho
y a cada nalga le daba su guijarro,
los dientes veloces rompían los breteles
tiraban las migajas.
"Esta boca es para roerte mejor", decía.
- El cortejo era gentil y decadente-
Las manos derramaban mieles
lánguidas, erráticas
Y si parecía poco, qué?
Como cachorros recién bañados
claros, sedosos
emergimos
las enaguas levantadas por el agua.

De "El lodo de la estirpe"

 

Carnívora

 

Es hembra circular alumbrada por presagios,
diosa convencional,
ausente sufridora,
vendedora de bromuro y blanca cocaína
Es bienamada niña sola,
enamoran sus brocatos
y duele el terciopelo
de lima de sus labios
Es cierta su fragancia
de carnívora frutada.

 

De "Ritual de las primicias"

 

Melisa Machado (Durazno, 1966). Periodista cultural, terapeuta corporal. En poesía ha publicado: Ritual de las primicias (1994); El lodo de la estirpe (2004). En Mujeres de mucha monta (1992) el cuento Farfalla.

 

 


 

William Johnston

 

Respuesta hacia Salisbury

Hacía ocho años que no la veía
y aún poseía esa serenidad de santa en el martirio
cuyas estampas repartí el día de mi comunión.

Mientras esperaba el autobús que me llevaría a la iglesia de Salisbury
recordé nuestras amistades comunes,
sus promesas que duraban un instante en le fondo de la una de una taza de té,
sus gustos como contar
cuántas vueltas daba un pez en el silencio de nuestra conversación.

Durante el trayecto volví a pensar en ella: se llamaba Perséfone,
los padres eran griegos y deseaban volver a la isla de Cos,
luego de la muerte de su abuela.

A los cuatro meses, comprendí que Perséfone vivía de sus dos suicidios,
dilapidando su lengua en falsas historias
hasta que dejó una carta donde se convencía
que debía huir de mí para encontrarse.

Hacía ocho años que la buscaba
para preguntarle los argumentos de su ausencia.

Alrededor de la iglesia la hierba estaba crecida,
la liturgia de los vitrales celebraba reyes de Inglaterra
y el encuentro con Perséfone persistía en su voluntad de animal nocturno
y seguía con sigilo mis pensamientos que responden a ese paisaje
donde dos estatuas estaban siendo flageladas por un sol de invierno.

De "Los fragmentos dispersos"

 

La visita del pastor Carley

Desde aquí veo al pastor Carley con su largo saco
caminando en dirección a esta casa
y el viento comienza a soplar desde su cuerpo a las barcas.
Hasta cercano al anochecer, el pastor me visita
como siempre lo hace en los primeros miércoles de cada mes
desde la muerte de mi hermana en junio pasado.
Se quejará modestamente de la administración de la parroquia,
me aconsejará leer las aventuras de heroínas victorianas
y, a propósito, mencionará cada siervo por sus virtudes.
Desde aquí veo al pastor Carley con su largo saco
más acá de la línea roja de las amapolas
sujetando el sombrero ante un golpe de viento,
con su paraguas roto que le alcanzaré al salir.
Y luego, cuando el viento se vuelva contra las ventanas del sur,
encenderé el fuego en honor a manes, lares y penates,
dando gracias que fue por ellos
corta la visita del pastor Carley.

De "Los fragmentos dispersos"

 

Las llagas casi anfibias

 Las llagas casi anfibias -sangre ambarina: ambrosía-
en su costado más profundo del cuerpo
de las furias que urdían esta historia
entre los placeres soterrados de octubre.

llevaban una luz luciferina como santoral envuelto en papel aluminio,
los coturnos color púrpura,
el vestido de lamé que lame abriendo con su lengua brillante el aire.

y así entraron a casa con su coquetería de tocador azogado.
su sombra pudrió los higos que estaban en el centro de porcelana antigua

y no las dejes caer en la tentación de traficar con nuestros sueños
dijo mi madre cerrando puertas,
los umbrales umbrosos: celosías y postigos.

De "La estación de las bellas furias"

 

William Johnston (Montevideo, 1967). Licenciado en Letras. Ha publicado los poemarios: Un jarrón chino (1994); Los fragmentos dispersos (1999; que incluye el libro anterior, más Autorretrato en agua quieta /1995-1998, y Poemas recientes /1988). La estación de las bellas furias y otros poemas (2000, Premio del Ministerio de Cultura y de la Intendencia Municipal de Montevideo, categoría inéditos, 1999).

 

 


Teresa Amy

 

Hacia Estambul

 

Lanzado por la carretera
corre desde Mármaris al norte
como un animal plateado el ómnibus
sobre la cinta gris que evoluciona
entre campos resecos montes con
fortaleza abandonda
bases militares y ciudades
alejadas
corre lanzado  sobre la carretera
que huye hacia atrás sin capillas
que lo flanqueen
sin que aparezcan con velas
encendidas marcando
que allí murieron
yo no sé (bajo este sol violento)
si se estrellara
o simplemente rodara sin control
como un trompo borracho
qué pasaría con los muertos
no me pondrían en una capillita
ardiente
junto a la carretera
yo no sé qué hacen con sus muertos
de noche
cuando topan una oveja rota
un caballo o un hombre encandilado
los ómnibus plateados
(en su interior en silencio un funcionario
vuelca colonia en el hueco de las manos
muchas veces muchas veces
como el azogue de esas muertes)
los ómnibus plateados
lanzados sobre la cinta oscura de
la carretera como de tul petrificado
hacia los intestinos de Estambul.

De "Cuaderno de las islas"

 

 

El monasterio de San Kaneo

No es el itinerario al monasterio de tejas heladas
que te propongo, al circular, compacto, rojo, pétreo,
en la avanzada del lago, al pie del bosque,
cercado por terrazas de granito rodeada por el agua,
al que se sube por la Vía Sacra que bordea Santa Sofía
y San Kliment, al que se llega después de caminar sobre
el barrio de Kaneo. Sino a mí misma, a que lo mires
por detrás de mi pantalla de éxtasis, que te preserves de
mi propia presencia fantasmal, de mi catástrofe mortal
que no dejes el alma ajena
para mirar desde adentro los rojos nevados de Kaneo,
los verdes nevados del bosque, los azules del agua:
si no dejas el alma ajena en la tarde de ventisca
de lenguas grises de agua sobre el paseo marítimo
verás los dos rostros oscuros que
me persiguieron y la mancha de miedo
salobre sobre la fotografía
mi apariencia tristísima de visitante de un invierno.

De "Cuaderno de las islas"

 

 

Pensando en la Palabra de Srbo Ivanovski

y si tú me encerraras adentro de una caja
como a una joya
adentro de la piedra
y un centelleo, un fuego, una luz pálida
me iluminara el cuello, la garganta
como en un tierno crimen tu podrías
mirarme
como a una bañista desnuda entre la hierba
como un lugar de miel entre las rocas
como un pequeño dolor que te corta el aliento.

De "Cuaderno de las islas"

 

Teresa Amy (Montevideo, 1950). Profesora de Idioma Español y de Francés, traductora, dirigió el Ciclo "poesía a cuerpo a cuerpo". En poesía publicó: Corazón de roble (1995); Retratos del merodeador y otros poemas (1999); Cuaderno de las islas (2003). Tradujo por primera vez al español una selección de la obra del poeta checo Jan Skácel, La más larga de las noches (México, 2002).

 

 

Pablo Galante

 

Apócrifa

 

Cierto conquistador fornicó a una india negra
demoró las nueve lunas en quitarse la armadura
hundido en la espesura de la muchacha
se acordó de Cuernavaca.
Allá hizo sangrar a otra mujer que no era de su patria
(había intentado encenderle la barba)
estaba famélico y chillaba.
Escorbuto y tos amarilla
una fiebre como cuando se divisó al alba
un poblado de mujeres en tetas sabiamente iluminadas
recibiendo a la peonada
desconociendo bitácoras
y él en Cuernavaca
disfrutaba con ella y gemían heridos
con la misma lanza.
Ya estaba viejo y la memoria
se colgaba como una niña de las cuerdas
de la azotea oscura
donde ondulaban aquellas prendas.
Esta muchacha estaba pintada para la guerra
era más hermosa
y él descendía lento aquellos trotes
el último aliento en el doblez del roce.

De Estribor intrépido

 

Caja de ALFAJOR

En la parte de atrás
de un carrito a tracción
viaja un niño despierto
adentro de una caja de alfajor

Las calles se deslizan a su mirada
su padre y su madre charlan
hamacando sus espaldas

Una cuerda los sostiene a ellos
y sabe que si doblan recién verá la calle
pero seguirá sintiendo siempre
el sonido de los rulemanes

Contiene -dice la caja
quinientas unidades del mejor sabor
confiable
es cartón
la calle negra
pintada a franjas solares

Mira hacia todos los costados
tiene la mirada de un carpincho agazapado
paseándose por un territorio volcánico
sembrado de papelitos, volantes y cigarros

Se acurruca en las siguientes calles
la caja no tiene más que su mirada
sus padres se sonríen con buzo de lana
y hablan, hablan y hablan
pero no se escucha nada.

De La ventana del bar

 

Emergencias

Alguien acaba de morir
en emergencias
los alaridos de un pariente
son oídos
desde la calle
trajín constante
                        de trajes y obviedades

La muchacha celeste
quieta
inmutable,
revisa con ojos inocentes
y grandes
el tránsito de las caras
que a veces
tapan
desnudos escándalos.

Ya nadie escucha los alaridos
o es que ellos entraron en una dimensión migratoria:
la muchacha tan sólo ha venido a visitar al dueño del kiosko.

De La ventana del bar

 

Pablo Galante (Montevideo, 1970). En poesía publicó Estribor intrépido (1995) y La ventana del bar (2005), una antología de sus nueve libros inéditos, escritos durante esos diez años sin publicar.

 

 

Mariella Nigro

 


Envoltura

II.

El cuerpo está escrito
en su transparencia
confines de arboledas
muestran el espacio de pradera

y la corteza que somos
pide a los dedos
hiendan sus vírgulas brillantes
buscando conexión con la madera.

Hierve una savia la sangre
que oficia de indeleble tinta
traza red de nervaduras
botones de flor sobre su hoja

y bajo las velas nocturnas
van las palabras brillando
en bocas que abre la piel
nombrando uno a uno
los gestos obscenos del tatuaje.

De "Umbral del cuerpo"


El río del cuerpo

II

El cuerpo está lleno de habitaciones
muros que ceden, caen
van y alzan
vigas por las que filtra el tiempo
su sentido yermo, la hora inane

y lo no dicho sostiene
el entrepiso de los equívocos.

La más alta hace agua,
el maremoto ha henchido
su negrura,
entonces  agrieta la pared del cuerpo
y hacia abajo corre su tinta
marcando las arrugas
y tatúa la escritura
con los años
llenando de futuro
la tersa piel de ahora.

Allá abajo se agotan los sentidos
en el venero virgen del pasado
entre el fuego y el agua
estallan los cimientos

para escalar hacia la torre
lo que queda de vida,
ese aire caliente.

De "El río vertical"

 

Recuerdo de la herida abierta (1938)

Incisiones
de zurcido imposible,
esta herida
es una calle abierta
que corre hacia el cruce
con la herida mayor,
la avenida
más oscura y arbolada
del cuerpo.
sonrisa de la entrepierna,
mandorla secreta
de donde sale un tallo umbrío.

La boca casi sonríe
como otra herida
in memoriam.

De "Impresionante Frida / poemario al óleo"

 

Mariella Nigro (Montevideo, 1957). Doctora en derecho y ciencias sociales.Ha colaborado con artículos literarios y reseñas críticas en diversos medios nacionales e internacionales. En poesía ha publicado: Impresionante Frida /poemario al óleo (1997); Mujer en construcción (2000); Umbral del cuerpo (2003, 1º Premio del Ministerio de Cultura y de la Intendencia Municipal de Montevideo, categoría inédita, 2002); El río vertical (2005, 1º Premio del Ministerio de Cultura, inéditos, 2004).

 

 


Eduardo Curbelo

 

Arrojamos pan duro a las palomas y los niños corrían en
círculos imperfectos. Un grito lejano sugirió resguardo.
El cielo rezongaba temblando en su entraña el recorrido
venoso de los relámpagos enla cúpula como cizalla dejada
por un cascanuez

*

El abuelo cantó aferrado al bandoneón. El amor no nos
mata. El hojaldre despedía olor a muchacha recién llegada
empapándose por dentro de una lluvia arrepentida por no
desplegar el sexo antes de la boda

*

El rastro nupcial de latas en la tierra, silencioso camino
que nunca volveremos a recorrer. Final de fiesta, la sombra
borroneaba a los novios que perdían gametos en la niebla
como raíces a punto de parir

*

arte poética

Fotomecánica de los hechos. El tiempo duda del tiempo.
La muerte desconfía de sí misma. Lo único real es el
Poema. Una firma sostiene un papel fácilmente
combustible y la rúbrica estira una sonrisa

De Abrevadero

 

 

Mano de obra

El silbato atraviesa el aire, se acurruca en las orejas
como un mirlo. Un hombre acomoda bajo el sol una bolsa
de Pórtland y apoya la media de la siesta. El músculo
duerme feliz como recién salido de la guerra

*

Desde niño, sentado a las rodillas, miro un dedo que
señala al cielo. El detergente gotea en la pileta un aroma
líquido, labios de la distancia. "Cuando se construye -dijo-
mientras la solución escapa por la ventana, los problemas
entran por la puerta"

            Hijo mío, toda certeza es un cristal
*
            Las nubes entristecen las hojas recién despiertas

            Dijo mi padre que el tiempo es un varón de manos
encallecidas y que el espacio termina cuando festejamos la
planchada.

            Escribo, calzo una bolsa de cal en la clavícula, arrastro
la carretilla vacía. Excavo la tierra buscando un tesoro de
lombrices retorcidas. Planifico los tablones, las varillas de
hierro hermanadas con trozos de alambre. Arrojo el material
de los cimientos. Arte poética.

 

 

Estadio Centenario

            Las manos giran al cielo. Delta rasgado, un grito agitó
banderas y tribuna, párpados y uñas. La remera mojada, el
entrecejo arrugado, un relator que televisa con la palabra.
La moña en una baldosa inundando de cerveza el gesto de
un testigo

Ya fue dicho: goles errados son goles en contra. La
cancha somos nosotros y el resto, paisaje después de la
batalla.

*
            Bajan balazos de goma, milicos de la muchedumbre,
manos de cachiporra. Justicia desde los doce pasos y un
penal. Las manos en la nuca y un disparo furibundo

            Un gatillo jala de la soga por última vez

*
            Dijo un entrenador: el jugador nunca supera el juego.
Dominando pelotas de trapo descalza frío la calle de adoquín.
Mientras mueren pájaros debajo de sus pies, un
centrofoward se hundirá en el misterio

            Se persigna y la besa. Una virgencita se agacha de
Su cuello a recoger pasto. La pantalla lo recoge, gigante,
hombre de huesos. Me sacará de pobre, dice la madre.
Endurecen agallas sus labios, testículos perdidos en el sur

De Penitentes

 

Eduardo Curbelo (Montevideo, 1962). Médico Psiquiatra. En poesía publicó: Basalto (1999); Diario íntimo de un comensal (2001); Abrevadero (2004); Penitentes (2006; 1º Premio Intendencia Municipal de Montevideo, inéditos, 2005).

 

 

 

Martín Barea Mattos

 
(nota)

                 a Cecilia Mattos 

madre ha escrito poemas peligrosos
como actor

            tengo licencia para matar y ser muerto
            todo cuerpo tiene una mudanza

                        patios rotos con juguetes
                        calles atadas como manos

puedo ser mortal como un auto
            en el tránsito de esta hoja
quebrar la distancia entre los labios
            la palabra paladar

saltar a otro auto
            pulmón del silencio

dormir al  pie del árbol
como el niño anterior.

De " los ojos escritos"

 

 

Fotos en el cielo nocturno


Fotos en el cielo nocturno.
 

            Truenan disfraces tras la piel del gigante.                       

                        Sus sueños se derraman con la lluvia.

 
De "Fuga de ida y vuelta"

 

 

como perro

mueve el rabo joven
...........
quiere gritar
no escucha el dibujo salvaje
     shopping de agua fría

 De "dos mil novecientos noventa y cinco/ cadáver del diecisiete"

 

 

  

Subterráneo gratuito

 La soledad es un subterráneo gratuito: 

una excursión sin reloj,
                                   sin distancia,
                                                           ni testigos,
un paseo por la sombra misma.

Deja el perfume de su nombre

                        como un tren sin rumbo sobre su sombra.

  

De "Fuga de ida y vuelta"

 

 

Martín Barea Mattos (Montevideo, 1978). Artista plástico, performer. En poesía ha publicado: Fuga de ida y vuelta (2000); dos mil novecientos noventa y cinco/ cadáver del diecisiete (2003); Los ojos escritos (2003; 1º Premio de la 43ª Feria de Libros y grabados).

 

 


Roberto López Belloso

 

1994 *

una jeringa de adrenalina en medio de la diana dibujada con drypen rojo
en la sala de emergencias del dealer de turno puede tener/
a cierta hora/
el sabor de una malteada de cinco dólares servida por camareras platinadas/
no se necesita más que eso para que vuelva
a casa
una mujer/
sigue un rastro
de cristal/ pulverizado / como si viajara
por la carretera salvaje en un chevy malibú del sesentaycuatro/
no hay nada tan sagrado como ese regreso a la vida/ si mantenemos
fuera
de la cuenta/ es cierto/ el modo en que cruza las piernas y las deja
pendientes por detrás de su espalda/ acostada/ sobre el ajado bajovientre
de un vestido oscuro/
pegado al cuerpo/

¿quién puede sentirse a salvo de mirarla?

todos tienen derecho a su instante de resurrección
aunque luego un golpe de suerte los regrese
al entramado metálico de un balazo que se escapa
en el asiento de trasero de un auto/

pero no le estaba permitido el escándalo/ tampoco/ a ella
se va entonces/ rumbo a las islas canarias/ el samurai de tenessee/
el alma recuperada
en un maletín de cuero negro

* Quentin Tarantino filma Pulp Fiction, con Uma Thurman.

De "Poemas encontrados en el siglo pasado"

 

 

1991 *

Tu nombre ya no es ciudad
ni estatua
ni bandera

se reclina la tarde al influjo de la tarde que pasa
y no respeta patios
con su golpe de sombras
que rinde a la verdad rendida
de antemano

apenas quedan los ecos de tus pasos
en el café de parís
en el callejón de zizkov
en kiev
o en el brumoso puerto que andamos
a tientas
los lejanos.

* Leningrado deja de existir

De "Poemas encontrados en el siglo pasado"

 

 

tu mejor amigo se llamará bei-dao

tu mejor amigo se llamará bei-dao
te sentarás con él en ese banco doble de madera apenas barnizada
te dejará escribir tu nombre con la punta el compás
pero no dirá
los secretos de la escuela de la bruma
- al menos no lo hará muy fácilmente-
te haré dormir esta noche cerca de uno de sus libros
dejaré que te avergüences o lo avergüences
y mañana
cuando amanezca
limpiaré los rastros de la sangre
y la ceniza

de "Poemas encontrados en una sala vacía"

 

Roberto López Belloso (Uruguay, 1969). Es periodista desde los 18 años, actualmente escribe en la sección "internacionales" del semanario Brecha. Con Poemas encontrados en una guía michelin obtuvo el 1º premio de la Intendencia Municipal de Montevideo, en 2000 (aún inédito). Ha publicado: poemas encontrados en una sala vacía (2001); poemas encontrados en el siglo pasado (2005).

 

 

Leandro Costas Plá

 

I

 

Las sospechas nacen de las manos
en el aire
que habitan
ellas
las mismas
las manos en el aire

nacen imposibles de los crímenes que viven
en nuestras manos
en el aire
en la brillante falta que los crímenes habitan

es el mismo rostro el que llora
y es el mismo rostro el que ríe 

no era exactamente así lo que decía
en el aire
............suspendido
............dejado
a sospechas
en lo solo de la compañía

demasiado para la soledad de un rostro
demasiado rastro para la soledad de un rostro
demasiado rato para contemplar las manos
en el aire
tantear el rostro
no era exactamente así lo que quería
decía
suspendido
en el sacrificio
en la dedicatoria
en la entrega
 la igualdad       la igualdad        la igualdad

los rastros
los más claros rastros
saltan a la vista
en el aire imposibles
al tacto
es la sensación de un susto en el aire
es la sensación de un susto
en el aire
la vista fija
en las mismas manos
las manos asesinas

no era exactamente así lo que quería
decía
como que las manos se hacen en el robo
las mismas manos que matan lo que tocan 

por la vez
la única
para siempre

De "El agua entre las manos"

 

 

I

"al iluso terror de que eras mía"
                 herrera y reissig

 

Con esta mujer no sé ni lo que digo
Es una naiva mi novia verdadera

Mi masturbación de lo contrario sería inexplicable

Una mirada me tiene medio tuerto
Con la media vida restante me haría una casa pública
Así sepan cuánta alegría ejerzo al subir una escalera oscura
de granito
que tenía incompleta

II

Las naivas de dios se piantan al arrancarnos la serpiente
Las serpientes de mí se arrastrarían hacia la luz del polo
donde guardar la noche chata como un crículo

            ¡cuán angustiosamente resulta ahí lo oculto!

uno que era mar con cierto ardor dejó mar
mar disuelto de algún modo
de mí las cosas me divirtieron la verdad
las naivas de dios prefieren no ser a ser menos
a mí la barba resultó escasa para ella la mía
la mía en el borde de la cama es un caballo

III

El vino a lo lejos está idéntico
Tal vez la plutomanía sea un único dominio millonario
La vagina en sí se me hce un futuro estrella

Con tan sólo un hacha me abriría hasta mi novia verdadera

:filial me deja ver un risita en el pelo le vive
medio peso de semántica existencia más o menos detallista
más o menos ebria

De "Entre otros"

 

 

Leandro Costas Plá (Montevideo, 1976). Director de la Revista Lapzus; Co-fundador en el 2003, junto al poeta Martín Fernández, de "Artefato", la más activa y removedora editorial independiente de estos tiempos. En poesía ha publicado: Entre otros (2002); El agua entre las manos (2003); Llegó la hora de la verdad (2005).

 


Paula Einöder

 

You don´t know what love is

 

Dame un poco de tu infierno
de tu máquina rota
de tu trayecto rasurado.
Es la hora del quiebre.
Justo cuando los relojes se desmoronan
y se ablandan las percepciones.
No es este el sitio de la penumbra.
Por eso quiero un poco de tu infierno
de tu fiebre bochornosa
de tu delirio transplantado.
Es el espacio de la náusea.
Justo cuando las bocas se preparan para evacuar
un strip-tease del alma.
No hay tiempo, dices
no hay tiempo para aflojar los calambres
para desintoxicar la piel de las toxinas del aire.
Pero quiero un poco de tu infierno
porque quiero sentir el veneno.
Quiero palpar tus sudores nocturnos
tus filamentos delicados.
Quiero escuchar a la mosca cuando se convierte
en un trozo de tus sueños.
Estoy proyectando mi mareo en tu pantalla desnuda.
Estoy depilando mi vientre de monstruos y libros.
Estoy al tanto de que el invierno es fatigoso.
Por eso quiero un poco de tu infierno.
Dame tus noches emancipadas
tus colchas con lunas de incienso.
Te doy mi ombligo por un poco de tu fuego.
Escucho tus bailes a través de mi espejo
y me preparo para la barbarie de tu imagen.
Por eso dame un poco de tu infierno
porque estoy perdida en este paraíso inventado
en estas calamidades asépticas.
Quiero tus altas temperaturas
tus enzimas reventando por el calor.
Sí, dame un poco de tu infierno.
Quiero palpar la irreverencia de tu reino
tus espejos-esperpentos
los tormentos de tu tormenta
tu sinceridad descarada
tu cáscara de existencia
es decir,
quiero un poco de tu infierno.

De "La escritura de arcilla"


Arte poética

Un poeta no debe pensar.
La primera palabra pensada será la próxima que se destierre.
Un poeta no funciona pensando.
La próxima palabra pensada será la primera que se deseche.
Aquí no se piensa.
Nacen enredaderas de un verde intenso.
Se abre el corazón y crecen todas las flores del paraíso.
Hay una urgencia.
Emerger la vida de la vegetación mojada.
Porque el poema es siempre el mismo.
Esas es su unicidad y su sentido.

De "La escritura de arcilla"



Poema roto

Le quito páginas al río
y cuando digo río
escucho a los pájaros agolparse en los ramajes viscerales
para por fin desmenuzarse en el cielo disuelto
No. Le arranco páginas al río
Quiero decir - intento lo que no se puede
Detener al río no se puede
No se le pueden quitar todas las hojas al río
Detener lo escrito en el agua
Pero le quito las páginas al río
Me defino por eso. Y lo hago
Atravieso una penumbra. Pero el río es una máquina feliz
Existe aparte de mí. No me espera ni se inmuta
y yo escribo sola
No digo -ahogada- pero pienso que el río
escribe versiones que  luego desleo
sintiendo mi problema de enfoque
Igual, las páginas se escriben solas
y yo estoy sola cuando escribo
e intento quitarle páginas al río

Paula Einöder (Montevideo, 1974). Licenciada en Letras, profesora de Inglés, actualmente realiza estudios de posgrado en la Universidad de Sheffield (Inglaterra). En poesía ha publicado: La escritura de Arcilla (2002); Árbol experimental (2004).

 

 

Rafael Alberte


Impunidad de la existencia

soy impune. hice un tajo en lo rojo
de la carne y soy impune. las pruebas
están sobre la mesa. las naranja
ya fueron exprimidas en la emoción

de la mañana, me he tomado el zumo.
muerdo la gota del raudal sanguíneo.
alguien puso hortensias en un vaso
en mi escritorio y continúo impune.

en la senda bizarra de lo justo,
los jueces se rieron del prodigio
de mi espantoso crimen. una mujer

lava mi ropa y me cocina mientras
los sueños y vigilias que me manchan
permanecen, más que nunca, inmaculados.

De "Vacío en partes iguales"

 

 

Gramática

las palabras ejercen de secretarias del deseo
ungiendo el paroxismo del hambre
con una voz trémula urgiendo la invisible
nervadura de las sombras adyacentes.

decir pereza infinita, tristeza,
decir acumulación de la piel,
incremento de la cercanía, entrega
estoica decir. proferir cabalgaduras.

pero los ojos no actúan por encargo del lenguaje,
un alfabeto no propicia el desenfreno,
el cuerpo de la letra es solo

el cuerpo de la letra.
las palabras ejercen como esbirros del deseo
custodiando gemidos de las verdades inefables.

 

De "Vacío en partes iguales"

 

 

Toda estética es una mecánica de los sentimientos

¿es tu belleza una mecánica?
la  mecánica duerme ahora que la miro.
si la poesía es una maquinaria arrolladora
hecha de palabras
unas atrás de las otras de un modo perfecto:
¿es tu belleza una mecánica?

la mecánica duerme
ahora que la miro
a mi lado
se llama florencia y tiene
los labios cerrados.

 

De "el cuidado que ponemos diariamente en no morirnos"

 

Rafael Alberte (Uruguay, 197?) Creativo publicitario, sus dos libros -en los que hay datos biográficos certeros-   son: el cuidado que ponemos diariamente en no morirnos (2004; premio "revocado" por asuntos de edad, de la 45 Feria de Libros y grabados); Vacío en partes iguales (2005).

 

 


Virginia Lucas

 "la palabra liberada
              de deseo
de ser palabra"
          Diana Bellessi

 

Entre las bellezas del jardín
quiso encontrar de la reliquia la flor aquella:

(pulso abierto busqué de sendas el amor,
abalorio santo de primavera...)

y entonces,

entonces fue por las piernas

fue el pulso primero de mi hembra
fue aquella dulzura de simiente

de néctar congraciado por la Abeja

Mientras libaba, cera caliente

mientras saciabas
entreabierta boca de mí en delicias
(mientras,
solo mientras, me sostuvo).


De "No es de acanto la flor en piedra"

 

 

La tez suave con la que rozas
la piel del pétalo abierto

Diría: voz rozando el espacio del cuerpo

Respiración
casi aliento
de la mañana

Diría: sonidos de piano en melopea
o musgo aconchabado
de grieta en pared de urna

Diría: día nublado

Lluvioso espasmo.

De "No es de acanto la flor en piedra"

 

Virginia Lucas (Montevideo, 1977). Profesora de Literatura. Editora. Poesía publicada: Épicas marinas (2004); No es de acanto la flor en piedra (2005).